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martes, 17 de febrero de 2009

la más universal de todas las artes populares es la danza...


La Opinión, Córdoba, Julio 6 de 1921.

 

LA DANZA NATIVA

 

EL MAGNIFICO ESPECTACULO DE ANOCHE

 

La más universal de todas las artes populares es la danza; difícil resulta precisar su genealogía ya que su origen se remonta a la “antigüedad” del hombre sobre el planeta. Nació con su primera manifestación de asombro, de alegría o de terror; fue su primer grito y debió consistir en saltos y brincos muy luego precisados por las cadencias y compases de un instrumento músico.

 

A medida que el hombre refinaba sus sentimientos y adquiría cultura entrando en el umbral deslumbrado de la civilización, la danza iba transformándose, el impulso que la dictaba adquiría nueva significación y el caudal ideológico y emotivo se enriquecía con la riqueza del espíritu de razas y épocas distintas.

 

Queremos hacer una pequeña digresión acerca del carácter y significado de la danza, para demostrar cómo en todas partes y bajo todos los climas ésta no es sino el drama inicial, por medio de la cual el hombre representa el misterio de la vida en sus relaciones humanas o en el trato con el alma de los dioses.

 

Entre los hebreos figuraba la danza como religioso rito; divididos en dos coros, de canto y baile, los sacerdotes bailaban en las ceremonias solemnes, expresando así su reconocimiento al Todopoderoso…

 

Los indios y los chinos introdujeron en sus ritos religiosos unas danzas mímicas que simulaban el curso armonioso de los astros. Esta significación que daba el hombre primitivo a sus danzas traduce un estado de ánimo mezcla de supersticioso temor a lo desconocido y de alabanza a las fuerzas ocultas que daban vida y movimiento a las cosas.

 

En Grecia, la danza sagrado adquirió el prestigio del rito más serio y solemne de la vida de pueblo; mujeres jóvenes, de intachable conducta, bellas y castas, danzaban ante los dioses con la unción religiosa necesaria para no atraer sobre sus cabezas el furor divino y sus cuerpos, cubiertos de amplias túnicas de gasa, tenues como un perfume, dejaban traslucir el encanto de su voluptuosa desnudez. Las cortesanas también bailaban sus danzas dionisíacas y en las bacanales, ebrias de vino y de amor, ofrendaban a Venus y a Baco, en ronda alocada, el jugo de sus labios destilando zumo, o el regalo de una caricia perversa y delicada…

 

“En las vendimias y las cosechas de La Rioja _dice Joaquín V. González- sobrevive ese espíritu de la bacanal primitiva, con la corona clásica de laureles y la letra de las canciones que dice el coro de mozos y mozas junto al ánfora de aloja o vino”.

 

Los árabes dieron, tal vez, un sentido y una emoción nueva a las danzas, bailando al son de los cadenciosos golpes de la darbuka; cadencia y emoción tan frecuente en nuestra música que hace pensar en la oculta relación de un alma y una tristeza parecida.

En la vida de los pueblos primitivos y salvajes, la danza tiene singular importancia, en los sacrificios, bodas, funerales, antes de la guerra o para solemnizar la paz y aun en actos insignificantes de la vida diaria, ella desenvuelve en sistema rítmico los movimientos elementales de la alegría o el terror.

 

Trátase e un movimiento instintivo de o hombre que traduce su pensamiento o su emoción en la forma plástica conveniente. Ese carácter ha tenido en todas partes; tal es también, el que tiene entre los indios y los gauchos de la campaña argentina.

 

Cuando la actitud o el gesto no bastaron, hubo de agregarse la palabra, ya en boca de los danzantes o en boca del músico, cuyo comentario se convirtió en el coro del teatro clásico.

 

El coro santiagueño organizado por Don Andrés Chazarreta, que desafió, venciendo, la indiferencia del público porteño, nos dio a conocer anoche, en su representación del “Teatro Novedades”, la esencia de esa danza y de esa música nuestra, y lo que es más importante, aún, la abundante riqueza del folklore nacional.

 

 

FUENTE: JUICIOS ACERCA DE LA OBRA FOLKLORICA DE ANDRES A. CHAZARRETA. BUENOS AIRES, 1949.

 

Este trabajo está hecho con el material sacado de los libros de Recortes 1, 2, 3, del archivo de Andrés A. Chazarreta.

 

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